jueves, febrero 11, 2010

OBSESIONES SEXUALES, QUIEN ESTÉ LIBRE DE TODA CULPA, QUE ARROJE LA PRIMERA PIEDRA.


LA FOTO DE ARRIBA ES DE MI PRIMO JUAN, CUANDO TRABAJABA DE COCINERO...

PRIMO JUAN, OBSESO SEXUAL.
Quien más, quien menos, todos tenemos obsesiones sexuales. Muchos las reprimen ad infinitum. Otros las expresan y llevan a cabo ad infinitum. Eso es tener suerte. Y uno de de esos es primo Juan. Pero a él no se le puede decir que es un “Don Juan”. Don Juan era un seductor absoluto, que no amaba a las mujeres, una forma de ser gay, pero invertido. Esto es complejo de entender, no era gay puro, porque no le gustaban los hombres, aunque sí las mujeres, pero no las podía amar.
Primo Juan, quería amar a las mujeres, y solo amaba a quien lo amaba. Y eso no se dio jamás. Ellas no lo amaban a él. Y casi nunca tenía relaciones con nadie. Se le notaba tanto lo desesperado, que las mujeres solían huir de él, pero corriendo y a los aullidos, cuando le veían los ojos inyectados en sangre, mirándoles las partes pudendas.
Y para colmo de males, solo le hacían caso las que estaban en su misma situación. Y él, exquisito como era, aceptaba. Pero eso lo decepcionaba más, que cuando acudía a San Onán Bendito, el santo que siempre da una mano y a veces las dos. Y las pobres mujeres que se entregaban a ese martirologio kamikaze con él, también salían defraudadas. Y por lo general, más que Juan.
Si cuando comenzó su vida sexual, se hubiera inventado el Viagra, él quizá hubiera sido un poquito dichoso. Porque no era su único problema. El otro problema era muy grande, mejor dicho, muy chico, me refiero al tamaño... sí, de su... eso, usted sabe.
-Cada vez que me gusta una mujer, tiene un defecto, ella no gusta de mí. Y cuando no me gusta nada, y ella sí gusta de mí, me encuentra siempre en el pináculo de mi excitación sexual, y agarro viaje Y eso es peor... Porque luego cuando bajo de las nubes, si es que tomé vuelo, tomo conciencia de mi realidad. Y eso sí es duro, más que ser un monje de clausura claustrofóbico y sexópata –me dijo un día mientras con mano temblorosa, y los ojos casi salidos de las órbitas, sostenía una revista Playboy, toda ajada, manchada y húmeda. Tenía la colección completa y toda estaba así. Nunca supe la causa, porque su casa era muy seca.
Tenía una técnica bastante buena para tener sexo con mujeres. Lo intentaba con todas, con el 100 % de las que tenía a su alcance. Lástima que su promedio de éxitos era de 0,001 %. Y el de fracasos poscoital, era superior. No lo digo porque sino van a pensar que no simpatizo con él. Y eso no sería cierto, porque lo quise mucho. Era muy buen tipo. Incluso le prestaba dinero a mi primo Alberto. Y jamás, le pedía que se lo devuelva. tampoco Alberto intentaba devolvérselo... Bueno, creo que era porque él le presentaba a sus conocidas. Y esto que quede entre nosotros dos... “Suds conocidas”, eran meretrices callejeras de cierto nivel, a las que contactaba, y apalabraba para que disimularan esa actividad comercial, y se hicieran pasar por amigas suyas. Para ellas era buen negocio, porque les gustaba pasar por señoras bien, y si bien no les cobraban, primo Juan era muy generoso, y les hacía regalos importantes. Era muy rico, había heredado la planta impresora de su padre, tío Ernesto, y creo que llegó a fundirla, de puro generoso que fue con las “conocidas” de primo Alberto. Que tampoco lo sepa nadie, Alberto les cobraba el 37, 7 %. Esa cifra tan poco redonda, es largo de explicar, pero era el resultado de largos tira y afloja, donde ellas querían el 99 %.
Un día se cansó de andar buscando amores ocasionales, y decidió casarse.
-Quiero tener una mujer, y pese a que me conozca, me acepte tal cual soy, sin que me abandone enseguida –me dijo, seguro de su idea.
-¿Y como vas a lograr tú una mujer así? –dije, en esos raptos de estúpida sinceridad que suelen atacarme.
-OH, tienes razón, primo – me dijo. En realidad no me dijo eso, me largó la más ingeniosa, grande y larga puteada que recibí, y fueron muchas.
Desde ese día, no nos vimos más. Todo lo que sé, fue que vendió de la imprenta y que viajó a Arabia Saudita. Mi prima Lucrecia, que se cartea con él, me contó que allí le iba bien. Se compró 31esposas musulmanas, africanas, y con ellas vivía bien.
-31 esposas, como se nota que siempre fue un obseso sexual –le dije a Lucrecia –.Me lo imagino, con las 31juntas en la cama.
-No, que va a ser con todas juntas, pobre... Tiene tantas, porque está con una distinta por día, para que ellas se repongan de la risa que les da cuando lo ven desnudo... Incluso eso las lleva al orgasmo. Son muy felices junto a él. Es más, se enteraron de National Geographic de su caso, y lo filmaron y cobró muy buen dinero. Aparte filmó dos largometrajes porno, triple XXX, pero humorísticos... Ahora tiene una imprenta nueva, donde imprime posters con él y sus mujeres desnudas, que se los compran como si fuera pan caliente –me dijo mi prima.
Es lo de siempre, Dios aprieta pero no ahorca, como dijo Saddam, mucho antes que vengan los de Bush.
Mi familia sigue siendo ganadora.
Y ACUÉRDENSE DE DISFRUTAR DE LA VIDA, QUE ES LARGA Y DURA, COMO LE GUSTA A MI PRIMA LINDA.

3 Comments:

Blogger A moonclad reflection said...

A mi la proporsion de orgamos graficada me haria ver bien ante las feminas...asi q no me opongo!

11:27 a. m.  
Blogger CILENCIO NO SE CALLA said...

hola poeta... gracias por la visita... va un beso en Cilencio, viejo amigo...

5:47 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

yo si me opongo Cilencio ¿ que es eso de andar haciendo ostentación? a ver si todavía las envidiosas de tus secretarias me lo quieren robar al prójimo que tanto me costó conseguir, no no no !!

Un beso estimado amigo Cilencio

LA CENTELLA

9:00 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home

Juiceman II