jueves, marzo 01, 2007

LA VERDADERA HISTORIA DE MI PARIENTA CAPERUCITA ROJA


LA VERDADERA HISTORIA DE MI PARIENTA, CAPERUCITA ROJA

Está en mi árbol genealógico… fue no sé que cosa de mi bisabuela materna María Amelí. La versión que todos conocen, es apócrifa… Charles Perrault, solo recopiló anécdotas, y los hermanos Grimm, luego las adaptaron para niños ingenuos, que se creen lo que les cuentan sus abuelas, para que se duerman y no molesten más. En realidad, la madre de Caperucita, Lucrecia, tenía un prostíbulo, y no en el bosque, sino en las afueras de París. Era uno de muy mala fama, no por la clientela, sino por lo que se contaba que sucedía allí, donde dicen hasta participaban lobos. Lo de los burros, nunca estuvo probado. Y Lucrecia lo había heredado de la madre, Josefina, ya retirada de la profesión, mujer que a su edad, aún tenía sus demasiados encantos, sumados a su infinita habilidad en el arte de hacer llegar a la estratosfera del placer, a los hombres. Y todo eso, sin siliconas. Y no era una viejecita, ni siquiera vieja, apenas 45 años. Pero sí muy haragana y mala ama de casa, y nunca supo cocinar. Por eso, Caperucita, su nombre era Margot, le llevaba siempre la comida, que cocinaban las pupilas de la madre. Porque aparte de burdel, regenteaba una casa de comidas, que estaba en el frente, donde hacían comida de tal calidad, que luego Maxím’s, el famoso restaurante de París, le copio sus recetas culinarias. El chef, Edgard B., hombre gigantesco, sumaba sus ganancias con la cocina, realizando un número de stripper, que no es invento moderno… nada que sea pecado, es moderno. El pecado y el placer del pecado, son anteriores al hombre. Ya los chimpancés que no son alfa, se acoplan a las hembras, cuando no mira el macho alfa, y a ambos les potencia el placer, la infidelidad y el pecado. Caperucita, o sea Margot, que ya tenía 13 años, y aún era virgen, porque la madre no quería que siguiera su profesión y la de su abuela. La mujer había leído una antigua tradición oral, donde una tal Cenicienta, se casaba con un Príncipe, y quería ese destino para su hija… Suponía que con la belleza de la niña, iba a hacerla entrar en la corte, mediante sus relaciones con algunos de sus clientes, sobre todo un obispo llamado Michel M. El prelado era muy afecto también a las delicias de Claude B., el chef. Hablo de las dos clases de delicias que prodigaba el hombre. No pregunten que… imaginen.
En realidad la abuela, Josefina era lesbiana, y los hombres le repugnaban. Bah’, no sé si decir lesbiana es adecuado, porque en realidad, creo que tan solo odiaba a los hombres, de resultas de soportarlos a lo largo de su carrera profesional. Pero eso no era óbice para que de cuando en cuando, hiciera algún trabajito extra, sobre todo con los altos dignatarios de la realeza y de la Iglesia. Pero, aunque uno diga “prostituta”, no está diciendo “falta de pudores”. Josefina los tenía, sobre todo con Caperucita. En ella había sublimado los deseos que tuvo siempre de ser una mujer de las mal llamadas “decentes” -como si la decencia femenina sólo pasara por sus genitales y sus costumbres sexuales-. Y por lo tanto, le ocultaba su pasado, y sus pequeños “presentes”. Y un día, de aquí surge la anécdota del cuento, por un error de cálculo, llegó demasiado temprano su nieta, cuando estaba con uno de sus clientes, que se estaba “retrasando” demasiado. Eso tiene un nombre en medicina, pero no lo voy a decir… En realidad era un cardenal, que como él avecilla, estaba con una de sus cabezas, roja, y su típico atuendo del color de los cardenales, encarnado. Y la ingenua Margot, los sorprendió en plena tarea de pecar ella por la paga, y pagando él por pecar. La casa no tenía timbre, aun no se había inventado el uso de la electricidad, y la puerta había quedado entreabierta, por el apuro espiritual-físico-sexual-religioso del hombre en verle la cara a dios… Al ver la escena, Caperucita, no entendió nada y se asustó, al ver una situación tan insólita para ella. Y Josefina, con esa rapidez mental de las mujeres vividas, le gritó al sacerdote:-¡Fuera lobo, fuera…te mataré, maldito animal! –y el hombre, muy inteligente, que por algo había llegado tan alto en su trabajo, comprendió todo, y se puso en cuatro patas y comenzó a gruñir y aullar como un lobo, teniendo aún sus ropas rojas puestas… Tanto esto asustó a Caperucita, que salió corriendo de la casa, porque jamás había visto a un lobo, y tampoco a un cardenal. Sus gritos de auxilio y sus sollozos, fueron oídos por un leñador, que detuvo a la niña, y le preguntó la causa de sus lágrimas y temblores. Esta le explicó lo que acontecía, diciendo que un lobo encarnado estaba atacando a su abuelita. Y el leñador que conocía a Josefina, de inmediato comprendió todo, y le dijo de ir a la casa de la abuela, para matar al lobo. En realidad, lo que quería era reírse un rato, y ver Josefina, que como dije estaba muy bonita, en sus 45, tipo mi adorada Kim Basingger, pero con más pechuga y cola. Al llegar a la casa de la abuela, ya el “lobo” había vuelto a “atacarla”. Bueno, los detalles no los tengo muy claros, pero el cardenal, al ver al leñador, se puso como loco, porque le interrumpían por segunda vez su visión de la cara de dios, y porque estaba desacralizando su investidura sacerdotal. Y por si fuera poco, poniendo en peligro su buen nombre y honor. Y el sacerdote, robusto que era, 169 kilos, atacó al leñador con un estilete que llevaba siempre encima. Este, que tenía el hacha en su mano, tras una breve lucha, despanzurró al prelado. Caperucita horrorizada, se lloró aterrorizada, y su abuela la supo calamar. Le dijo que todo eso que estaba viendo, no debía contárselo a nadie, porque ya Greenpeace estaba haciendo campaña para salvar a los lobos de Francia, y que si se sabía que el leñador había matado a uno, iría preso, y sus hijos morirían de hambre. Juzgaba que el crimen quedaría impune, porque jamás la Iglesia admitiría que uno de sus cardenales tuvo alguna relación con ella, así que fue a la catedral de Notre Dame, a contar lo que aconteció, para que se llevaran los despojos, y le dieran cristiana sepultura. Suceso que acaeció, con todos los honores que se le deben a tan alto mandatario de la Iglesia. Fueron unos funerales muy bonitos, con todos esos uniformes tan vistosos que usaban los colegas del infortunado cliente de Josefina. Y por supuesto, Caperucita nunca supo la verdad, porque en realidad, era bastante tonta… Después se casó con el leñador, un tal Eugene Delacroix, igual que el pintor. Porque sería tonta, pero era muy bonita… llegó a ser casi tan linda como la abuela.
Claro, después vino Perrault, y desmembró la historia, poniendo a un lobo de verdad en la narración y haciéndola sangrienta, con el lobo que se come a la abuela y todo eso. Incluso luego los hermanos Grimm, la edulcoraron, salvando a la abuela… pero la verdadera historia es la que acabo de narrar… es más, si alguien tiene dudas, tengo documentos que atestiguan todo esto.
Ah… y no se crean que Caperucita se casó con un pobre leñador pelagatos. Fue muy rico, porque le pagaron muy buen dinero, para que no cuente la verdad…
Claro, en esto incidieron las enormes influencias de Josefina y Lucrecia, a quienes muchos en la aristocracia y el clero respetaban y apreciaban, por la calidad de sus servicios profesionales. Esa es una historia familiar que me encanta, por el final feliz… ya sé, me va a decir que hubo un occiso… bueno, pero sólo fue un daño colateral.
Amen y amén.

12 Comments:

Blogger Unknown said...

DESMITIFICAR LA HISTORIA DE CAPERUCITA DE ESTA MANERA SIMPLEMENTE ME PARECE EXTRAORDINARIA .
ESTIMO QUE TENDRÁS LAS PRUEBAS SUFICIENTES , PORQUE SIEMPRE CREÍ CUANDO LE CONTABAN A MIS HERMANAS EL EPISODIO , QUE ASÍ HABÍA SUCEDIDO .
AHORA LLAMARÉ A MIS HERMANAS PARA CONTARLES LA " VERDAD DE
LA MILANESA ", PORQUE A SU VEZ ELLAS TRANSMITEN A LOS QUE VIENEN LA HISTORIA " FALSA".


EU , USTED ME ASOMBRA CON SUS RELATOS Y ME DESAZNA .

LE DEJO UN ABRAZO EN SILENCIO , NO SIN ANTES DESEARLE UN BUEN DÍA


ADAL

QUE EL DOMINGO TRATARÁ QUE LA SUERTE LE GUIÑE UN OJO .

AGUANTE BO!!!!!!!!!!

8:22 a. m.  
Blogger CILENCIO NO SE CALLA said...

hippie no tan viejo, ni tú ni yo jugamos ni en Boca o en San Lorenzo.... por desgracia...y9o hubiera dado lo que no tengo, por jugar enprimera... nada puede romper un afecto, porque ni siquiera nos veremos durante el encuentro...
y que tus hermanas difundan la versión verdadera de caperucita, pero cuando las niñas ya sepan todo lo del sexo...
va un abrazo en Cilencio

8:31 a. m.  
Blogger La Turca y sus viajes said...

Hola!!!!!!!!!!!!!!

Pensar que yo me había comido la del lobo con pelos, bueno con más pelos (jejejeje) y ahora???

Tendré que pagar una sesión más al psicoanalista, para que me aullé...............

Un besote con aullido.

12:05 p. m.  
Blogger BETTINA PERRONI said...

jajaja... muy buena historia... ya sabía que detrás de la caperuza roja había "algo más" oculto... y mira... prefiero tragarme esta historia que la infantil jajajaja

Un beso en Cilencio esperando que tenga excelente fin de semana.

2:40 p. m.  
Blogger CILENCIO NO SE CALLA said...

común querida, me temo, ojalá me equivoque, que lo que té deseas es un lobo alfa... y quizá un lobizón... de cualquier modo, ve con un psicoanalista y ponlo en claro...
yo sólo puedo darte un virtual beso en Cilencio, lleno de afecto, sí... pero nada más...

8:00 p. m.  
Blogger CILENCIO NO SE CALLA said...

bettina perroni, mi sagrado deber como revisionista histórico, es un sacerdocio... hay aún muchas otras historias que develaré, que ríete del Codigo Da Vinci. pronto habrá otra. y te dejo un beso en Cilencio, con todo mi afecto.

8:03 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Jaja, acá en Chile el verbo *comer* en ciertos contextos tiene connotación sexual. Siempre supe que había algo que no cuadraba en esta historia.
Con respecto a los datos que me diste en el post de moda femenina. Pues sí, es gay.
Besos!

6:31 a. m.  
Blogger CILENCIO NO SE CALLA said...

api atractiva...la palabra comer tiene siempre connotaciones sexuales... también aqui y en varios lugares que conozco, hay frases como comerse la galletita, el salame... y muy valiente y lucido lo que dices de esa persona gay.
va un beso en Cilencio.

7:38 a. m.  
Blogger A moonclad reflection said...

Hola, Cilencio.
Es verdad que si caperucita hubiese nacido en esta epoca seria todo distinto...ella seria menos inocente y atrevida seguramente...
"Si me das un besito te day un caramelo-le dijo el Lobo Feroz a la pequeña niña vestida de rojo, sostienendo firmemente en la mano una paquete llenos de dulce...
a lo que la pequeña responde....¿ y si te hago un....me das la bola entera???....jejejej....ud imaginese lo de los"..."---saludos, Maestro

7:02 a. m.  
Blogger Adrián Solís Rojas said...

Grande la historia de caperucita mucho mejor q la "original", donde se comía a la abuela y tenía relaciones con el lobo.

Me mató eso de que nada que sea pecado es nuevo. jajajaja

Grande amigo Cilencio, grande!

5:44 p. m.  
Blogger CILENCIO NO SE CALLA said...

a moonclad, si Perrault escribiera capaerucita roja, viendo a las niñas de ahora, la versión sería igual a la que aconteció siglos atrás... en esa época, era un hecho inusual, ahora ni saldría en los diarios, porque no se podría hablar de muertos, y entonces no es noticia, ya que el cardenal "no estuvo" en el hecho.va un abrazo en Cilencio.

7:40 a. m.  
Blogger CILENCIO NO SE CALLA said...

buitre, el único pecado, relativamente nuevo, es "honrar a Dios por sobre todas las cosas", ya que la idea de dioses, y por ejemplo, el cristiano, es apenas desde que se escribió el nuevo testamento... mil años, siglos más o menos. y sí, muchas civilizaciones mataron a los clientes de otra religión, pero para quedarse con sus bienes, terrenos y mujeres... y ni se te ocurra ponerte a pensar que puedes inventar uno nuevo... ya se patentaron todos los posibles y sus variantes infinitas.
va un gran abrazo en Cilencio.

7:48 a. m.  

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