MI PRIMO ALBERTO ES CARNE DE DIVÁN

Conócete a ti mismo es la frase más inteligente que se escribió. Se lo dije a mi primo Alberto, y fue a pedirle que lo psicoanalice a mi primo Felipe. Cosas peores le han ocurrido. Felipe se recibió de psicoanalista, en la universidad de Harvard, según él…Pero cuando dijo que se había recibido, en realidad trabajaba en una imprenta, de cadete, se imprimió un título falso, y comenzó a ganarse la vida con eso. Yo le vi, en la casa, un libro titulado “El psicoanálisis en cuatro horas”. Todos los demás libros de su biblioteca, son revistas Playboy, encuadernadas en cuero de gacela, bastante manoseadas y manchadas, a decir verdad… Manchas blancuzcas. No sé de que. El comienzo de la tragicomedia, fue desastroso. Lo primero que le dijo Alberto a Felipe, era lo que dice la foto parlante que se ve, que él siempre se mojaba en los divanes. Y en las camas también. Aparte de “almidonarlas” cuando duerme… Población nocturna creo que se llama eso…Mi prima Lidia dice que la palabra es polución, y ella debe saber, porque es la más culta de mi familia. Una vez leyó un libro.
Bueno, Felipe, lo sacó de un brazo del diván, pero ya era medio litro tarde. No me pregunten medio litro de qué… Tras un abrupto cambio de imprecaciones, siguió la sesión, Felipe sentado en la bañera, Alberto en el inodoro, para que no le moje más nada. Esto se sabe, porque lo contó Felipe en la declaración testimonial que hizo en la comisaría. Creo que el intento de homicidio, se produjo cuando Alberto, le dijo a Felipe, que estaba “enamorado” de mi tía Amalia, la madre de Felipe. No quedó muy claro, porque no habiendo testigos, pudo ser verdad, o no, porque Felipe estaba enamorado, eso lo sabemos todos en la familia, de Amelí, la hermana de Alberto…Y los dos son bastante “guardabosques” de nuestras mujeres… Y eso es lo que tenemos de bueno en mi familia, somos muy unidos. Nos queremos demasiado... mejor dicho, nos deseamos los unos a las otras, y viceversa. Y más de una vez, hemos coincidido, y no me pregunten donde hemos coincidido, porque no pienso contarle que casi siempre fue en una cama. También en baños y asientos traseros de Fiat 600. Nunca fuimos de autos ostentosos. Más bien somos sobrios, austeros y humildes… Bah, unos muertos de hambre, como dice mi prima Lidia. Bueno, la cosa es que los dos quedaron bastantes machucados, porque Alberto, petiso como es, tiene mano pesada… Sobre todo la derecha… muy entrenada, sobre todo en sus rogativas a San Onán. Después Felipe levantó la denuncia, porque no le convenía que se supiera lo de su falso título de terapeuta. Después de todo lo del diván mojado no era tan grave, lo único que le molestó bastante, fue las dos láminas de Playboy centrales, esas desplegables, con la chica del mes, se rompieron en la pelea. Eso es lo que dice Alberto, porque en realidad se las quiso robar a Felipe, y este trató de impedirlo, y en el tironeo, se rompieron. Esto lo sé por mi primo Alberto, que es muy confidente mío. Me tiene una confianza ciega, sabe que no soy de contarle nada a nadie… Salvo que sea algo sin importancia como todo esto.
Y para redondear, Alberto dijo que nunca más va a ir a un terapeuta, por lo menos hasta que no salga del hospital. Y le siguen mejorando las cosas, ahora está en una sala general. Pero tengo miedo de que termine mal. Hay una enfermera, que en su delirio producido por su estado febril, unos 40 grados, producto de las heridas que le hizo Felipe, la ve a ella es igualita a Pamela Anderson. Cuando en realidad la mujer se parece más a Sony Liston… La vida es dura…